Un inusual protagonista permitió resolver el problema creado por un matrimonio cordobés que hacían estafas telefónicas en la patria gringa, como se conoce al recorrido de la ruta 23 y su zona de influencia.

Lo cierto es que aún no está claro la cantidad de estafas que realizaron estos individuos. El modus operandi era el clásico llamado telefónico dando aviso de que un familiar sufrió un accidente y que necesita dinero.   En este modo es que el protagonista de esta historia Roberto Mottura, fue informado por teléfono en la voz falseada de su hijo, que había tenido un accidente por lo que le pedían dinero (el viejo cuento del tío), el vecino de San Guillermo, que días atrás había vivido un momento similar con su padres, a los cuales los delincuentes lograron sacarles dinero y joyas, reaccionó indignado y le siguió el juego a los estafadores por término de una hora, mientras su hijo le informaba a la policía que esperó dentro de la casa la llegada del estafador cordobés que venía a retirar el dinero. Roberto, le abrió la puerta, mientras sus familiares y policías se le echaron encima del estafador y lo atraparon, luego sucedió lo mismo con su compañera de andanzas.