Sordos ruidos tras los muros de la política santafesina

Continúan los movimientos en el tablero político provincial, a la sombra del nuevo mapa político surgido de las elecciones primarias de septiembre

Política 10/10/2021 Carlos Lucero Carlos Lucero
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(Por DAVID NARCISO para Radio 3)

Tarde o temprano la Legislatura santafesina sincroniza su funcionamiento con lo que ocurre en el resto de la política provincial y actúa como su espejo o caja de resonancia. Eso mismo está pasando con respecto al nuevo mapa político surgido de las elecciones primarias de septiembre.

Ese es el contexto que explica la decisión del bloque radical capitaneado por Maximiliano Pullaro de marcharse del interbloque del Frente Progresista con diez de los once diputados. Una mudanza para reafirmar la nueva identidad y traducir a la Cámara baja el salto electoral a Juntos por el Cambio que dio el sector NEO-UCR, que difícilmente modifique demasiado la sociedad que hasta ahora mantuvieron socialistas y radicales a la hora de votar. Desde ya, la mirada que ambos tienen sobre el gobierno de Omar Perotti es inconmovible. Por lo demás, no habrá cambios en la conformación de las comisiones y se habló de tener una coordinación antes de cada sesión para conversar tema por tema.

Al socialismo no le quedó más que aceptar lo que pareciera un divorcio en buenos términos. No fueron los últimos en enterarse: por el contrario, el proceso arrancó hace varios meses, concretamente dos semanas después de la muerte de Miguel Lifschitz; se formalizó a la hora de las últimas elecciones, y ahora se plasma en la Legislatura.

Las tribus radicales ya son parte de Juntos por el Cambio, salvo Radicales Libres. Compitieron con distintas listas y salieron fortalecidas por encima del PRO. Maximiliano Pullaro y Julián Galdeano se erigen como los referentes radicales en la Cámara de Diputados. Conforman una sociedad política que pretende asumir parte del vacío que quedó en la Cámara con la muerte de Miguel Lifschitz. “Nosotros aspiramos a poder lograr una coordinación con alrededor de 40 diputados de la oposición”, se entusiasma Pullaro, aunque sabe que es un planteo ambicioso y complejo.

Hay que tener en cuenta que en ese universo opositor al que refiere Pullaro, hay una diversidad de actores que también reflejan los cambios resultantes de las primarias. La lógica indica que el regreso de Rubén Giustiniani como candidato del Frente Progresista llevará al bloque que integra con Agustina Donnet a una mayor coordinación de con los socialistas y los dos diputados alineados con el intendente Javkin, Ariel Bermúdez y Oliver.

Además hay 6 diputados que en 2019 ingresaron en la lista de los pañuelos celestes de Amalia Granata. Si bien este último espacio se desvaneció y dispersó a medida que el tema aborto legal perdía peso tras la aprobación de la ley de IVE, la mayoría se va arrimando al fueguito de Juntos por el Cambio a prudente distancia. Incluso Walter Ghione, que ideológicamente se siente más cerca de la doctrina cristiana del peronismo: la alianza de Perotti con el gobierno nacional, y en particular con el kirchnerismo, le hacen intransitable ese carril político.

También en el peronismo se escuchan ruidos tras la pantalla del bloque único que mantuvo a los seis representantes del oficialismo unidos en lo formal, aunque no fueron pocas las oportunidades en dos años que votaron diferente. Casi abandonado por la Casa Gris y sin posibilidades numéricas de incidir en el resultado de las votaciones, el bloque peronista en algunas sesiones no parece el bloque oficialista, toda una anormalidad que una vez superada la interna y que las heridas cicatricen deberá reordenarse. El oficialismo necesita recuperar protagonismo en la Cámara baja, darle voz y defensa al gobierno provincial y, sobre todo, evitar que la oposición juegue sola y haga y deshaga a sus anchas. Probablemente deban pasar las elecciones generales para que terminen de acomodar las piezas dentro del bloque, que es muy chico pero también diverso en cuanto a la representación de las corrientes internas que dan vida al PJ santafesino.

El campo de batalla
También la elección primaria repercutió en el Senado. Allí no hay reacomodamiento de bloques, pero todas las señales en la semana que pasó son las de una profundización en el enfrentamiento Senado-Ejecutivo.

La media sanción a una ley que le quita discrecionalidad a la distribución de fondos del Plan Incluir (4 mil millones al año) tiene directa relación con lo que fue la última campaña electoral.

Hacía casi un año que ese proyecto autoría de Armando Traferri tenía estado parlamentario. Los senadores radicales y peronistas lo desempolvaron a menos de un mes de la elección. Y lo hicieron a su estilo, sobre tablas y con yapa: lo acompañaron con una citación a los ministros de Desarrollo Social y el coordinador de Gabinete por el manejo de la ayuda social y los recursos a municipios y comunas.

Quizás el inesperado punto de acuerdo entre el Senado y la Casa Gris se llame Oscar Biaggioni. Este contador que a su llegada en 2015 se convirtió en el hombre fuerte del Tribunal de Cuentas de la provincia, asumió la presidencia del organismo y no la soltó más. Incluso logró un hecho inédito: que los empleados se movilizaran por él.

 

Cercano al senador Traferri y apoyado por el resto de los senadores del PJ, fue Perotti el que resolvió promoverlo para que repita otros 6 años como vocal. Desde afuera suena a pacto de no agresión en un puesto de relevancia ocupado por un hombre que trascendió a todas las administraciones, desde los tiempos de Reutemann hasta Perotti.

Alguien podría sospechar que el título de la película es “Durmiendo con el enemigo”. Nadie lo puede aventurar hoy. Los enfrentamientos en la política santafesina la volvieron impredecible.

Todos se pintan la cara
Hay más iniciativas que anidan en la Legislatura. El presidente de la bancada radical buscó entre los demás bloques de la oposición respaldos para ingresar un pedido de juicio político al fiscal de Estado Rubén Weder por haber cobrado honorarios junto con el administrador del API Martín Ávalos de los apremios judiciales a contribuyentes de toda la provincia.

Ese conflicto, sobre el que Rosario3 informó en detalle, empezó como un cortocircuito más entre la nueva administración y los ejecutores, pero se fue de las manos y terminó con una denuncia penal contra Ávalos.

Casi un trhiller que incluye conversaciones grabadas de amplia circulación en las que se escucha a Ávalos explicitar “presiones” para que los ejecutores de API Rosario acepten repartir la mitad de los honorarios con él y el fiscal de Estado. A Weder, además, le achacan haber dado cobertura legal al decreto que concesionó el juego on line sin pasar por la Legislatura y el allanamiento sin consulta a las cámaras en la controversia judicial cuando iban a suspender a Marcelo Sain.

Los últimos dos años de la relación gobierno-Legislatura se proyectan iguales o peores que los dos primeros. Ninguna de las partes da señales de levantar el pie del acelerador. Perotti pareciera haberlo asumido y hace descansar la gobernabilidad sobre los intendentes del PJ, los apoyos del gobierno nacional y Cristina, y un colchón de recursos constantes y sonantes para lo que la gestión necesite.

Ahorro y alianzas
Consciente de la situación, el gobernador teme que en algún momento la Legislatura le ate las manos con el presupuesto y acumula un colchón de plata en cuentas bancarias, sumatoria de superávit acumulado y créditos tomados sin utilizarse. No sólo se trata de una concepción de la administración del Estado. Es también una estrategia de supervivencia: acumular recursos es conquistar autonomía y gobernabilidad por otras vías.

Le dio sus frutos cuando tuvo que lanzar su corriente interna en el peronismo y alinear a los jefes comunales del PJ para ganar la lucha. Los números oficiales ratifican esta senda: el jueves el Ministerio de Economía publicó el resultado de las cuentas públicas con un superávit acumulado de 9.200 millones de pesos en los primeros 7 meses de 2021.

Con respecto al gobierno nacional, Perotti hizo una apuesta que hasta aquí le dejó un sabor agridulce en términos electorales –ganó la primaria pero quedó a 10 puntos abajo de Juntos por el Cambio– y positivo en materia de gestión. Los intendentes le piden provincializar al máximo y recostar sobre el candidato Marcelo Lewandowski. Perotti por ahora ausculta el horizonte a ver si en Buenos Aires el nuevo gabinete gana en competitividad electoral. 

No es tan fácil deshacerse de los compromisos adoptados con anterioridad. Entre los pedidos que el gobernador hizo a la hora de negociar su apoyo al gobierno nacional para las elecciones de este año hay tres que destacan: llegada de fuerzas de seguridad federales, apertura de exportaciones de carne para vacas de conserva y el tercer punto es un acuerdo para el pago del fallo de la Corte Suprema por deuda de coparticipación, adelantado la semana pasada en este mismo panorama.

Sobre los dos primeros puntos Nación ya cumplió o está en vías de hacerlo. Sobre el tercero faltarían detalles menores a resolver con Afip para avanzar. El anhelo de Perotti es anunciarlo antes del 14 de noviembre.



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