Rosario: tres toneladas de cocaína y más de 100 millones de dólares

El cargamento narco que fue secuestrado en la Terminal Puerto Rosario tenía dueño: los colombianos Jaime Londoño Rojas y Álvaro Ramírez Duque. Ambos tienen pedido de captura de Interpol por estar sospechados de ser engranajes claves de un cartel trasnacional que había puesto el ojo en este punto de la hidrovía para sacar la droga hacia el viejo continente.

Actualidad11 de septiembre de 2022El DepartamentalEl Departamental
Rosario tres toneladas de cocaína

Entre el 21 de junio y el 31 de agosto estaban escondidos en la ciudad de Rosario 3.092 kilos de cocaína. Un tesoro de droga de más de 100 millones de dólares que cambiaba de lugar de manera permanente, a la espera de una salida a Europa desde el puerto de Rosario. Ese cargamento fantasma, que muy pocos sabían que se embarcaría por Terminal Puerto Rosario tenía dueño: los colombianos Jaime Londoño Rojas y Álvaro Ramírez Duque, quienes tienen pedido de captura de Interpol por estar sospechados de ser engranajes claves de un cartel trasnacional que había puesto el ojo en este punto de la hidrovía para sacar la droga hacia el viejo continente. En la Argentina Londoño Rojas y Ramírez Duque son dos fantasmas, pero se sospecha que estuvieron en la provincia de Santa Fe para generar la operación de tráfico de droga más grande de la historia.
 
La Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) y la Aduana tienen fuertes sospechas de que el cargamento de 1658 kg de cocaína secuestrado en un galpón de Empalme Graneros en agosto y los otros dos que suman 1434 kg, que salieron de TPR rumbo a Rotterdam en junio y fueron incautados en Santos, Brasil, y los Países Bajos, eran del mismo dueño.

La droga estaba embalada de la misma manera, en bolsos plásticos con cinta y nylon negro y los panes de cocaína tenían un logo o etiqueta que se repetía en las dos cargas: Louis Vuitton, la marca que productos de moda que se fundó en 1854 en París.

 Según señalaron fuentes de la investigación a AIRE, la Aduana argentina envió un oficio las autoridades de los puertos de Santos y de Rotterdam –donde se incautaron 568 y 866 kilos de cocaína, respectivamente- para que realicen un peritaje de la droga para determinar si es la misma que también se secuestró en un galpón de Empalme Graneros.

 Si se comprueba la sospecha de que esa cantidad de droga pertenecía a la misma organización internacional, que una parte “exportó” desde Terminal Puerto Rosario y otra fue secuestrada en Empalme Graneros, se trataría del cargamento más grande de la historia del país.

El bajo perfil de los protagonistas que hasta ahora aparecen involucrados en esta trama muestra que esta organización no tenía puntos de contacto con las bandas rosarina, envueltas en un espiral de violencia permanente que las hace poco fiables por esa rusticidad que este año provocaron 204 homicidios.

 La hidrovía Paraná-Paraguay se transformó en medio de la pandemia en un punto de salida de la cocaína que consume Europa y Asia. Si la droga llega a destino se multiplica entre cinco y diez veces su valor.

 El único antecedente que aparece más cercano es el de Carbón Blanco. Entre 2005 y 2012 la banda que lideraban Carlos Salvatore y Patricio Gorosito “exportaron” grandes cantidades de cocaína desde los puertos de Rosario, Zárate y Buenos Aires. Gorosito en ese tiempo vendía vinos en damajuana en una camioneta destartalada. Se asoció a un abogado porteño que vivía en el barrio de Belgrano y con un grupo de amigos que compartían su afición por el fútbol de campo comenzaron a enviar cargamentos de cocaína a través de una empresa de Santiago del Estero que exportaba carbón vegetal. Gorosito se transformó en un narco empresario con un poder inalcanzable. Construyó Real Arroyo Seco, un club que surgió de la nada y montó 12 canchas de fútbol que terminó por comprar Rosario Central.

Jaime Londoño Rojas y Álvaro Ramírez Duque aparecen como los enlaces de la organización. El paradero de estos colombianos es un misterio. En Rosario atraparon en los operativos que se realizaron el miércoles pasado, que incluyeron un allanamiento a Terminal Puerto Rosario, a los eslabones locales de escaso poder dentro de la estructura, como tres camioneros y un supervisor de la empresa. Están acusados de ser los responsables de introducir la droga dentro del puerto.

Hasta ahora la empresa concesionaria no está involucrada, aunque desde la justicia recalcaron que hubo cierto retaceo de la firma para entregar las grabaciones de video de las playas de camiones. TPR señaló en un comunicado todo lo contrario, que la compañía tuvo un rol activo y determinante en la investigación. La Aduana le exigió a TPR que mejore sus condiciones de seguridad para operar, porque consideran que es deficiente el sistema de control. En el Ente Administrador del Puerto de Rosario no ven hasta ahora un justificativo para aplicar alguna sanción o hacer caer la concesión que tiene un plazo hasta 2032.

En TPR tiene mayoría accionaria el grupo Vicentin. Está conformada desde 2017, cuando se hizo el último cambio accionario, por Inversiones Portuarias Andinas (IPAL), que tiene un 50 por ciento. A esta firma pertenece el holding Ultramar de capitales chilenos. El resto está dividido entre firmas que tienen origen en la agroexportadora, que está en convocatoria de acreedores. Vicentin fiene el 10.2 por ciento y Sir Cotton el 39,8, una firma que está dentro del esquema del grupo nacido en Avellaneda, el norte de Santa Fe.

Los narcos tenían previsto enviar la cocaína camuflada en bolsas con cereales.

Vicentin entra en el puerto a partir de 2010, a través de la firma Aotsa, que compra las acciones de Pro Puerto, que estaban en manos de Gustavo Shanahan, expresidente de TPR, quien actualmente está procesado por narcotráfico y sumará otra acusación en los próximos días por lavado de dinero. El 16 de octubre pasado, este empresario fue detenido en una causa en la que la justicia federal investigaba las maniobras del narco peruano Julio Rodríguez Granthon, que cambiaba el dinero que obtenía en los búnkeres en la financiera de Shanahan, que le cobraba el valor del dólar blue un dos por ciento por arriba de la cotización porque sabía de dónde provenía y el riesgo que representaba hacer operaciones con un mafioso.

TPR quedó bajo la lupa porque la investigación judicial determinó que desde Rosario salieron dos cargamentos de 568 y otro de 866 kilos. Y lo hicieron casi al mismo tiempo.

El primer embarque de maní llegó a Rosario el 21 de junio proveniente de General Deheza, Córdoba. En esa provincia esa mercadería se cargó en seis contenedores y el 28 de junio se subieron en TPR al buque Maersk Bermuda, que tenía como destino intermedio el puerto de Santos, en Brasil, y su punto de llegada a los Países Bajos. El barco hizo una escala antes en la terminal de Zárate.

En Santos fueron detectados 568 kilos de cocaína dentro de bolsos. La investigación apunta a que la cocaína fue cargada en los big bags de maní que estaban en los contenedores en Terminal Puerto Rosario. Lo que se sospecha es que se usó la metodología rip on. Es cuando se cambian los precintos de los contenedores y se introduce la droga. La cocaína se habría cargado dentro del contenedor después de que pasó por el escáner de la Aduana, que inspeccionó la mercadería en origen, es decir, en General Deheza.

El cargamento de droga encontrado en Rotterdam

Según las filmaciones aportadas por le empresa portuaria, que cotejaron los investigadores, el 24 de junio, tres días después de que el contenedor llegara a la terminal, ingresaron tres camiones a la zona portuaria de la empresa que se dirigieron hacia el lugar donde estaba la carga de maní. Entre las 22.48 y las 22.52 inexplicablemente se interrumpió la filmación de las cámaras de seguridad. Cuando se reanudó la filmación uno de los camiones estaba en el portón de ingreso de TPR. Se presume que en ese momento se produjo la “contaminación” del contenedor.

El 31 de agosto llegó una denuncia anónima a la Aduana en la que señalaba que en otros dos contenedores habrían salido de Terminal Puerto Rosario 866 kilos de cocaína con destino a Rotterdam, donde se secuestraron unos 361 kilos primero y luego otros 505 kg.

Los investigadores le pidieron información sobre los ingresos y egresos a la empresa portuaria, que los entregó parcialmente. Esa droga fue cargada, de acuerdo a la investigación, en Rosario el 25 de junio, en momentos en que también estaba el otro cargamento que fue secuestrado en Santos.

El 29 de junio el contenedor donde se cargó la cocaína tuvo un movimiento dentro del puerto que no está registrado por la compañía. El contenedor con la droga fue embarcado el 3 de julio en el buque Argentina C. A través de las fotografías de los precintos quedó en claro que también había sido abierto después de los controles, y en ese momento lo contaminaron con la carga de cocaína.

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