Una moisevillense detrás de la cura del cáncer

Débora Bublik nació y vivió en Moisés Ville, su pasión por la ciencia la llevo hasta Italia e Israel donde desarrolla en el Instituto Weizmann un tratamiento para combatir el cáncer.

Actualidad 07/07/2020 Carlos Lucero Carlos Lucero
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 Los habitantes más antiguos de la primera colonia judía recordarán a la familia Bublik. De los cuatro integrantes de la familia, la que motiva esta nota es Débora, quien invierte su tiempo para encontrar la cura contra el cáncer.

  “Vivo en Israel hace 10 años y medio, llegue en febrero de 2010 después de haber vivido 8 años en Italia. Estudié Licenciatura en Biología Molecular y Biotecnología en Buenos Aires. Hice el Doctorado en Genómica Estructural y Funcional en Italia y después un Postdoctorado en Biología Molecular del Cáncer. 

Hice un segundo Postdoctorado en el Instituto Weizmann de Ciencias en Israel también en Biología Molecular del Cáncer. Desde hace 3 años y medio soy Directora de Investigación y Desarrollo en una empresa (startup) de Inmunoterapia contra el cáncer llamada CTG Pharma: http://ctg-pharma.com/” resumió Débora.

 “El ADN y la idea de que toda la información genética estaba escrita ahí y podía ser descifrada, modificada e incluso corregida me hacía imaginar que todo era posible” D. Bublik

  Débora es hija de Alicia Genselovich  y de Luis Bublik. Realizó sus estudios primarios y secundarios en Moisés Ville y a los 17 años, a fines del año 1994 se trasladó a Buenos Aires.

 “Desde mi infancia siempre me interesó la biología, la genética, las enfermedades. Sabía que quería ser científica, investigar. Siempre tuve la ilusión de encontrar una cura para las enfermedades. El ADN y la idea de que toda la información genética estaba escrita ahí y podía ser descifrada, modificada e incluso corregida me hacía imaginar que todo era posible.

El cáncer me atraía particularmente porque son las propias células de nuestro organismo que se "rebelan" y escapan a todo tipo de control interno. Quería entender cómo pasaba, cuando pasaba, cómo evitarlo o eliminarlo. Aparte mi abuela materna (a quien no conocí) había fallecido joven de cáncer de mama y mi mamá siempre me contaba historias sobre ella” recordó la reconocida científica.

 Si regresaría o no a Argentina para trabajar es una pregunta inevitable y su respuesta es contundente. “No. Argentina no invierte en ciencia ni les da a los científicos el lugar que se merecen. En Argentina los científicos tienen que arreglarse con muy poco y vivir luchando para que sus derechos sean reconocidos, para conseguir sueldos decentes y fondos para la investigación. Es muy triste porque hay muy buenos científicos, proyectos, ideas, pero al final es una constante y desgastante lucha. 

No veo cómo poder realizarme en Argentina ni dedicarme a lo que yo quiero, y honestamente no creo que las cosas cambien”

 Los recuerdos de la niñez siempre son recurrentes a lo largo de la vida. Débora Bublik admite haber tenido una infancia feliz en la primera colonia judía del país. “Muchos recuerdos. Toda mi infancia la pasé ahí. Crecimos libres, tranquilos y estimulados; comiendo girasol en la plaza, jugando en la calle, andando en bicicleta....

La historia y la carga cultural que tiene el pueblo es muy fuerte y se siente en todos lados” concluyó.

Biología Molecular del Cáncer

Débora resume en qué punto de la investigación se encuentran: “Israel es un país que está muy avanzado en ciencia y tecnología. Tuve la suerte de trabajar con un científico reconocido internacionalmente, el Prof. Moshe Oren, candidato al Premio Nobel por su contribución al desarrollo de la caracterización de una proteína llamada P53, cuyo objetivo es frenar el desarrollo del cáncer, él fue uno de los que la descubrió y posteriormente se supo que es una proteína que esta normalmente mutada o ausente o bloqueada por otras moléculas y por lo tanto en las células tumorales esa proteína no funciona como corresponde. Seguí con mi investigación, publicando artículos durante 7 años. La empresa para la que trabajo está fundada por otro investigador del Instituto Weizmann pionero en una terapia denominada: Células T con receptores de antígenos quiméricos.

Luego de haber estudiado la biología molecular del cáncer me pase a un campo que se llama Inmunoterapia. Es un tipo de terapia y/o tratamiento en el que se intenta reforzar el sistema inmunitario, porque es el propio paciente el que tiene la capacidad de combatir y matar a las células tumorales solo que en muchos casos está debilitado o no puede reconocer a las células tumoral en una célula que debe destruir, por lo tanto, el objetivo de la terapia es ayudar al sistema inmunitario a combatir, es decir poder reconocerlo y combatirlo.

 Hay varios tipos de Inmunoterapia, en el que yo estoy trabajando es: Inmuno Terapia a través del uso de células, nuestro caso son Linfocitos T, son un tipo de glóbulos blancos, normalmente tiene como función reconocer antígenos o cuerpos extraños, atacar a las células infectadas y matar lo que haya que matar incluidas las células tumorales. Una de las observaciones del porque nuestro sistema inmunitario no puede combatir el cáncer, es esa, que los linfocitos T no reconocen a las células tumoral como una célula extraña, porque es una célula que se genera en nuestro cuerpo y escapa a los mecanismos de control y empieza a proliferar en modo desmedido. La idea es extraer los linfocitos del paciente y a través de ingeniería genética hacerlos expresar un receptor que los guie a la célula tumoral. Es decir, ese receptor en la membrana del linfocito T reconoce una proteína que esta expresada en la célula tumoral, una vez reinsertados en el cuerpo del paciente, circulan por la sangre y van directamente al tumor y a través de ese receptor se unen a la proteína de la célula tumoral y así la mata”.

El remedio vivo

“Hasta el 2012 estaba en estado de investigación, pero en EEUU aparece una niña llamada Emily, de 5 años enferma con un cáncer de la sangre llamado Leucemia  linfoblástica aguda, tumores muy frecuentes en niños, que si bien es tratable, el cáncer de ella  volvió y le quedaban muy poco tiempo de vida, los investigadores de EEUU recordaron este tratamiento y decidieron probarlo, le propusieron a los padres entrar en este ensayo clínico entonces se extrajo los glóbulos blancos de la niña, aplicando el receptor quimérico que pueda reconocer las células tumorales y atacar al tumor.  El tratamiento funciono, una infusión de millones de células hizo que la niña se recupere y se cure. Esta cercana a cumplir los 9 años y no tiene cáncer. Se denomina el remedio vivo porque estas células siguen circulando por el cuerpo y continúan protegiendo al cuerpo de una vuelta del tumor. Le dan una protección por años.”. 

Pruebas y resultados

“Funciona solo para algunos tipos de cáncer de la sangre. En Israel fueron tratados más de 100 pacientes, muchos de ellos niños, y se ha llegado a una cura del 90% de los pacientes. Se aplica a pacientes que no hayan respondido a los tratamientos estándar o en casos donde la enfermedad haya vuelto. En EEUU, China e Israel se está aplicando mucho esta terapia, hay muchos ensayos clínicos en todas partes del mundo, estamos tratando de resolver la posibilidad de aplicar este tratamiento en tumores sólidos: pulmón, ovarios, intestino, cerebro. Estamos tratando de resolver que no ataquen a los órganos vitales del paciente, eso es lo que nos está limitando el uso en este tipo de tumores: cómo hacer que los linfoncitos T ataquen solo las células tumorales y no ataquen a las células normales que también expresan esa proteína en forma natural”.

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