Reinventarse en pandemia

Dos modistas dedicadas a la alta costura en la ciudad de San Cristóbal nos cuentan como transitan la imposibilidad de trabajar para eventos sociales.

Mas Secciones - Sociedad26 de abril de 2021Ivana LitvakIvana Litvak
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Roxana Rolfo

Vivir en pandemia no fue fácil para ningún sector, pero para todos los que están vinculados a los eventos sociales la llegada del Covid 19 fue y sigue siendo feroz. Salones de fiestas cerrados, empresas de sonido y catering sin actividad, el rubro eventos es sin dudas uno de los más perjudicados. Las modistas que se dedicaban a la confección de vestidos de novia, 15 y egresadas no fueron la excepción, sufrieron los escases de fiestas, pero se reinventaron y vislumbraron nuevas oportunidades.

Consultamos a dos modistas especializadas en alta costura en la ciudad de San Cristóbal: Angie Carrizo y Roxana Rolfo. Ambas llevan muchos años dedicados a la creación de moda.

Angi Carrizo comenzó su carrera a los 15 años, es decir que lleva 50 años dedicados a la confección de prendas. “Llevo 50 años trabajando con la costura, y desde hace 11 años también me dedico a la docencia, formación profesional. Cuando terminé el primario me inicié en una escuela técnica y siempre me gusto la costura. Termine 3er año y les cosía algunas prendas a los docentes” comentó.

Angi asegura que los años y la demanda de la gente hicieron que su carrera se enfoque en la alta costura: “me incliné por alta costura, la gente me eligió para eso. Recuerdo que cuando comenzó la pandemia ya tenía tomado compromisos, para eventos que se iban a realizar en mayo, por supuesto se suspendieron y me quede con la tela cortada. El ultimo vestido de novia o de 15 lo hice para febrero. No obstante, seguí trabajando con otro tipo de trabajos, ropa más casual. Agradezco que la gente no me abandonó. En los pocos momentos que se pudo, hice algunos vestidos de 15 cortos para eventos familiares, pero no más que eso”.

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Angi no puede precisar cuántos vestidos de fiesta confeccionaba por año, pero asegura que, en años anteriores, el promedio ronda los dos vestidos por mes, más los vestidos de graduación. “Al no haber salidas no hay movimientos con las prendas de alta costura. Hubo un cambio en mi taller, una de las cosas que no hacía era trabajar con tela polar y fui haciendo conjuntos, uniformes, tengo que agradecer que siempre tuve trabajo. Me adapte a lo que las clientas me fueron pidiendo” concluyó.

Por su parte, Roxana Rolfo lleva casi 30 años dedicados al mundo de la costura. Recuerda que su primer encuentro con las telas fue porque su madre la obligó a coser y ese fue el principio de un amor que perdura hasta hoy. “Empecé a trabajar en un taller de costura y aprendía coser nada más, a cortar y demás me largué sola. Soy autodidacta” comenzó.

Roxana también se adaptó a la pandemia, previamente a que llegara el Covid 19 había comenzado a hacer la carrera de Diseño. Con la pandemia debió continuar de forma virtual. “Cuando llegó la pandemia yo estaba con mi trabajo habitual, en épocas de recepciones he llegado a confeccionar hasta 30 vestidos. Llegaba a fin de año muy agotada porque hay que sumarle vestidos de novia y quinceañeras. Para mí fue un descanso y me dedique a estudiar y capacitarme. Yo lo tomé con tranquilidad, venía muy acelerada. Después que comenzó la pandemia implementé los barbijos bordados e hice algunas cositas puntuales, pero fue un año de capacitación y pensar bien como continuar luego que se levanten las restricciones. Los compromisos que he tomado los voy a cumplir, pero hoy estoy pensado bien como continuar, tal vez sea a través del dictado de clases, o realizar presentaciones de colecciones o poner una boutique, son muchas las posibilidades, pero todas vinculadas al mundo de la moda” finalizó.

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