"El Frente Progresista no debe entregarse a Juntos por el Cambio"

Pablo Farías | Bio | Nació el 24 de julio de 1969. Fue concejal por la ciudad de Santa Fe, Ministro de Desarrollo Social en el Gobierno de Binner, Secretario de Seguridad Deportiva y Ministro de Gobierno con Lifschitz Gobernador. Actualmente es presidente de la Cámara de Diputados de la provincia.-

Política13 de junio de 2021Carlos LuceroCarlos Lucero
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Una de las pocas decisiones que la política santafesina tomó sin conflictos tras la muerte de Miguel Lifschitz fue la designación de Pablo Farías al frente de la Cámara de Diputados.
  Farías fue un hombre plenamente identificado con su antecesor en la poltrona de la Cámara baja, fundamentalmente durante los cuatro años que estuvo en el Ministerio de Gobierno. Hace política en la ciudad de Santa Fe, conoce el arte de la negociación política –que no es para cualquiera– y le lleva garantías no solo al Frente Progresista sino también a la oposición.
  La presencia de Lifschitz en el cargo estuvo repleta de ausencia de buena onda, empatía y consenso con el gobernador Omar Perotti. Ahora, Farías confía en que nace otro tiempo tras el discurso del rafaelino a la Asamblea Legislativa, pero, por las dudas, le pone en claro algunas cosas a la cuestión. A la vez, en la entrevista con LA CAPITAL, el ex ministro revela: “El Frente Progresista no puede entregarse a Juntos por el Cambio”.

 

  —¿Hay elementos para pensar en un cambio en la relación con los diputados peronistas tras dos años muy viscerales?

  —Sí, hubo un cambio rotundo en el discurso del gobernador, y no es menor. La apertura del período ordinario de sesiones es muy significativo, y como lo dijo Perotti y lo que dijo tiene una relación directa en la relación de la Legislatura con el Poder Ejecutivo. Hubo palabras que no estaban en el discurso oficial,como “consenso”, “diálogo”. Presupuestos básicos que estos dos años no estuvieron. El fallecimiento de Lifschitz produjo un cimbronazo fuerte. A partir de ese discurso de Perotti tuvimos contactos con funcionarios del Ejecutivo. Con la conectividad tuvimos una reunión de más de tres horas, hablando de todas las cuestiones. Eso es auspicioso y tiene signos de madurez, como la presencia de Costamagna, que tuvo que ver con el apoyo a diferentes sectores golpeados por la pandemia.

  —¿Le gustaría que el proyecto de conectividad sea ley en breve?

  —El Ejecutivo decide condicionar la ejecución de ese proyecto, porque es de obra pública, no necesita la autorización. Pero decide vincularlo a un financiamiento externo (100 millones de dólares) y pone eso como condición. Y el endeudamiento es resorte de la Legislatura. Eso se dio en medio de la falta de dialogo, venimos de aprobarle a Perotti 50 mil millones de pesos, solo por cuestiones de la pandemia 15 mil millones. Y de eso se ejecutó algo mas de un tercio. Para destrabar el financiamiento tenemos que tener explicación oficial de por qué hace falta esto cuando el gobierno anuncio que tuvo un superávit de 18 mil millones, hay fondos que no están ejecutados. El crédito tiene buena tasa, lo reconozco.

  —¿El hecho de que el NEO se vaya a nivel nacional con Juntos por el Cambio puede traer problemas en la gobernabilidad del bloque?

  —En principio no. Seguiremos trabajando como interbloque como lo veníamos haciendo. Digo en principio no, porque en el cierre de alianzas provinciales el radicalismo, institucionalmente, ratificó su pertenencia al Frente Progresista. Estas situaciones ya se plantearon, con el radicalismo apostando a una cosa nacionalmente y a otra en la provincia.

  —Es inentendible para el ciudadano común.

  —Sí, y nosotros recibimos esa tensión y es un desafío a procesar, porque en muchos temas vamos a tener diferencias con nuestros compañeros de bloque. Pero la alianza provincial tiene perspectivas de consolidarse para el 2023.

  —Es curioso que el Frente Progresista mantenga como principales castillos de poder la Municipalidad de Rosario, la Municipalidad de Santa Fe y la Cámara de Diputados de la provincia. ¿Qué es lo mejor en el Frente cuando todo parece circunscribirse a “pasta o pollo”?

  —Tener bien en claro que el Frente no es solo un armado electoral. La coalición gobierna las principales ciudades,alrededor del 75 por ciento de la población de la provincia vive en localidades gobernadas por el Frente. Tiene vida y funcionamiento. Y tiene valor electoral. El desafío es cómo romper la polarización nacional, algo que teníamos resuelto con la figura de Miguel (Lifschitz) y que hoy vuelve a la indefinición.

  —Giustiniani plantea una alianza entre todas las fuerzas de centroizquierda.

  —Con dirigentes como Giustiniani tenemos pasado en común, pero deben sumarse a una integración heterogénea. Contenemos experiencias diferentes, por eso el Frente Progresista gobernó la provincia. Pero no tenemos que diluirnos ni desaparecer en una alternativa como Juntos para el Cambio. No podemos sacrificarnos y entregarnos a Juntos por el Cambio, que tiene otro armado, y que tampoco creemos que sea la solución para los problemas del país y de la provincia. Apuesto a que el Frente siga teniendo presencia e identidad propia.

  —¿Quién fue Lifschitz en su vida política? ¿Fue su maestro?

  —Sí, totalmente. Siempre tuve una gran admiración por la capacidad de trabajo de Miguel, su inteligencia, vocación y determinación por lo público. El haber ocupado el Ministerio de Gobierno durante su gestión me permitió verlo de cerca y aprender mucho. Fue un mentor y un gran inspirador.

  —¿No es momento de que el socialismo ordene su interna y atraiga a los sectores que compitieron?

  —El proceso de interna terminó siendo ordenador. La conducción quedó legitimada por una interna prolija, transparente, efectiva. La conducción está ordenada. Hay una junta provincial.

  —¿El Frente Progresista se quedó sin jefes político tras la muerte de Miguel Lifschitz?

  —Lifschitz tenía condiciones naturales de conductor. Por su gran adhesión pública, su imagen y sus proyectos. Hoy eso está diluido, hay un vacío. Será muy difícil que a Miguel lo reemplace una figura. Hay que buscar el entendimiento general.

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