Sergio Massa: el cambio que sí
Este domingo 19 de noviembre, para mí, el menú electoral tiene sólo dos opciones. Y yo voy a elegir un Presidente. Voy a votar a Sergio Massa por su capacidad, experiencia y por el modelo que representa para la Argentina y para nuestra provincia de Santa Fe. Creo en la libertad y no estoy dispuesta a entregar esa bandera a quienes confunden derechos con privilegios, y privilegios con derechos.
Por Celia Arena (*)
“Mi Patria no se vende”, dijo ayer entre lágrimas Rubén Rada, el titular de la Federación Santafesina de Veteranos de Malvinas. Y tiene razón. No todo son bienes transables y no todo es mercado comerciable.
Milei se presenta como novedoso pero lo inédito es la inexpertise con la que un candidato llega a segunda vuelta. Por el contrario, lo que claramente no es novedoso son las consecuencias de la política económica que propone: caída del poder adquisitivo del salario (incluso en el escenario macroeconómico actual, el poder adquisitivo en 1998 era 50% menor al de hoy) y pérdida de puestos de trabajo. Lo vivimos desde 2016 hasta 2019. Un buen ejemplo es Liliana, empresa santafesina que pasó de 900 a 500 empleados durante el macrismo y hoy, vía políticas de incentivo al empleo privado, supera los 1.300 trabajadores/as.
La liviandad y el desconocimiento con el que días atrás Milei habló del comercio internacional -subsumido a un acuerdo entre privados-, lo llevó a negar todo vínculo posible con países como Brasil y China. Tal vez lo que el león no sabe es que el 20% de las exportaciones santafesinas tienen como destino precisamente esos dos países, con ventas de enero a septiembre de este 2023 por más de 1.800 millones de dólares. Si nos centramos sólo en las pymes, sector que más puestos de trabajo genera, ese número asciende al 70%. Peor aún, tal vez no le importe.
Massa entiende que, en un país federal, la Nación se engrandece con y por las provincias. Y se hace con acciones concretas. En su última visita, el candidato se comprometió a instalar una Agencia Federal de Investigaciones en la ciudad de Rosario, una suerte de “FBI argentino” para trabajar sobre la prevención de delitos. No hay seguridad sin un Estado presente.
Sabemos que los votos no tienen dueño y que los resultados están abiertos. Por eso Sergio Massa habla del 19 de noviembre como un capítulo que empieza, no que termina. Esa es la esperanza de la que hablamos quienes votamos convencidos. Queremos ganar las elecciones, pero queremos ganar para hacer las cosas de otro modo, para ordenar ese futuro que, para muchos, hoy sabe a desazón.
Esa realidad no se resuelve con una motosierra, ni a los gritos, ni con recetas mesiánicas sólo existentes en las teorías de autores que nunca nadie en ningún lugar del mundo aplicó, no se resuelve con más grieta; se resuelve con capacidad de gestión y acuerdos básicos, hablando con los vecinos y vecinas, docentes, con empresas y organizaciones, también con China y Brasil. No hace falta romper todo para hacer las cosas de otra manera.
Massa quiere, puede y está preparado para conducir ese proyecto. Nos propone hacerlo sobre la base de dos propuestas que considero indispensables: el establecimiento de políticas de Estado y el llamamiento a un gobierno de Unidad Nacional. La primera tiene que ver con políticas compartidas por las distintas expresiones relevantes, cuya ejecución no depende de los gobiernos de turno. En criollo: elegir 5 o 10 temas centrales en los cuales no pegar volantazos cada cuatro años. Eso otorga previsibilidad, condición necesaria para sentar base en Argentina.
La segunda es más ambiciosa. Para Sergio Massa, la Unidad Nacional supone un Gobierno de las y los mejores “sin importar de dónde venís sino adónde queremos ir como país”. A no confundirse, no convoca sólo a la política. Además de multipartidario, es multisectorial y profundamente federal. Eso otorga gobernabilidad, condición necesaria para una Argentina que quiere construir a largo plazo.
Para muchos, esta elección está atrapada entre la democracia y la pared. Enamorados del país que somos, no dejemos el futuro en blanco, y vayamos este domingo camino a la mejor versión que podamos ser. Massa nos invita a aventurarnos en la caótica, compleja y hermosa experiencia de construir pensando con y en los otros. Es más largo y sin duda más trabajoso. Pero es más argentino. Vamos con esperanza por este 19 de noviembre, que ahí viene una nueva Argentina. Y es enorme.
(*)Ministra de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe y diputada provincial electa.
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