“Historia del Primer Festival del sol” Romang, Santa Fe
En Diciembre de 1982, El Sr. Leonel David Luján instaló una cantina en la zona donde actualmente se halla el baño del camping Brisol, a la cual bautizó: “La Pantera Rosa”, Al siguiente año continuó con su proyecto con unos amigos del barrio costero.
Mas Secciones - Sociedad21 de enero de 2020El DepartamentalPara lanzar el emprendimiento recurrió a una publicidad que realizó en el medio local “la propaladora” del Sr. Rodolfo Spontón en donde una voz preguntaba ¿Qué será la pantera rosa? ¿Cómo será la pantera rosa? Cosa que causó una verdadera expectativa en toda la comunidad. La propaganda fue impactante y quedó en claro que solamente un profesional como Leonel podría surtir ese efecto en la población… ¡Y si!... ¡Leonel era Psicólogo!
Primeros socios de Leo
II
La pantera arranca con muchos integrantes
En diciembre de 1984 se instala la cantina en la zona de la punta de la Isleta justo donde comenzaba el antiguo terraplén que unos años atrás el presidente de comuna el Doctor Baltazar Carnicer había reabierto, para que fluyera el curso natural del brazo del San Javier que baña la costa romanense.
Son varios los amigos de Leo que participan en este nuevo proyecto, eran como 12 si mal no recuerdo. No nombro a nadie por miedo a que la memoria me traicione. Se instalaron en una Casilla de esas que se usan los maquinistas de cosechadoras como viviendas temporales y estuvieron atendiendo a la gente que se acercaba a la escasa playa que había quedado luego del fallido proyecto del terraplén que dejó a Romang sin playa toda la década del ’70. Don Alejandro Sena Gran maestro pescador del pueblo facilito a que se conectaran a la columna de su suministro de energía eléctrica. Y fueron dos meses con mucha venta. A mediados enero de 1985 el dueño de la casilla se la llevó para usarla en la agricultura y el grupo se desmanteló. Quedando Leonel, Ramón García y Adrián Facioli para repartirse en la atención de la pantera…
La pantera rosa. (Atrás el racho de don Alejandro Sena). - 1985
III
Y nos sumamos
Leo atendió solo un par de días o quizás ninguno porque es en esos últimos días de fines de enero que nos sumamos Darío Vicente Scherer (Magi) y yo a ayudarlo totalmente sin fines de lucro. Fueron largos días y eternas noches en donde compartimos extensas charlas con guitarreadas y composición de versos colectivos, juegos, etc. que proponía Leo afianzando nuestra amistad creciente que acortaba rápidamente la brecha generacional que existía entre él y nosotros. Pero las cosas cambiaron apenas nos acercábamos a febrero y comenzaron las lluvias. Entonces incorporamos al primitivo techito de paja de la pantera, un toldo de camión que nos prestó don Mauro, (el papá de Magi) y como se puede ver en las pocas fotos, la cantina no era apta para las tormentas estivales. Así empezaron las penurias, se nos mojaban las cobijas, la ropa, la heladera era un peligro pero aguantamos y seguíamos todos los días que nos tocaba firmes.
La música en la Pantera era muy variada. Teníamos casetes de todo tipo pero el que se destacaba y dábamos vueltas apenas terminaba sin cesar era “Abril en Managua” grabado en vivo en Nicaragua – Concierto por la paz en Centroamérica.
Leo solía contarnos que había tenido que exiliarse en Brasil en la dictadura porque a un par de profesionales que tenían un estudio de Psicología con él en Rosario los habían llevado durante el proceso militar.
De esa experiencia en el país vecino nos contaba que ahí se tenía un respeto muy singular por los artistas, en especial los músicos. Nos decía también que los shows solían tener mucha producción por detrás en luces, decoración de los escenarios, carteles, etc. Cosa que por estos lares en esos tiempos era una novedad. Un día nos contó que vio un recital donde el escenario estaba en el medio del agua. Lo escuchábamos con mucha atención hasta que Magi lo bajaba a tierra con alguno de sus chistes ocurrentes y rimbombantes. Esas ideas iban encajando en una idea más grande que de a poquito comenzaba a crecer e iban pasar de ser un anhelo a una realidad.
Una siesta bajo una copiosa lluvia me dice Leonel: -¿Y si hacemos un festival para echar a esta lluvia insoportable?
“Abril en Managua” grabado en vivo en Nicaragua – Concierto por la paz en Centroamérica.
IV
Tenemos festival
No le contesté nada y me dirigí a la barra en donde había un cuaderno gloria del cual arranqué la hoja doble del medio y me puse a dibujar con un lápiz que no tenía más de cuatro centímetros. El resultado fue una orilla costera con árboles, un sol grande y redondo con la leyenda 1er. Festival Del Sol, Domingo 17 de febrero de 1985. Yo sabía que en San Juan se hacía la “Fiesta del Sol” desde 1972 porque en casa se compraba la revista “Folklore”, por eso inmediatamente pensé que la palabra festival que me sugería Leo era la mejor idea, y la palabra sol debía estar en el nombre, a manera de plegaria, pues lo único que deseábamos era que saliese un día lindo de una vez por todas.
El dibujo le gustó mucho a Leo y me propuso que lo usemos para hacer la propaganda.
Al otro día, bicicleta para arriba del pueblo llevé mi dibujo a lo de Don Francisco Durán para hacer fotocopias y repartirlas en los negocios del pueblo. Don Pancho, muy gentilmente me pidió que con una birome repase las líneas hechas con lápiz, pues no tendría ganancias si debía oscurecer tanto el dibujo. Cosa que hice bicicleta al bajo y volví al rato bicicleta arriba para efectivizar las copias. Con ellas recorrí todos los negocios para pedir exponer en sus vidriera nuestra publicidad, y de paso suplicar que nos auspiciaran, y fue increíble fue como los comerciantes apoyaron la idea y se sumaron al apadrinamiento.
La propaganda consistiría en la difusión callejera mientras anunciábamos el evento y durante el evento, se leerían las firmas comerciales que auspiciaban cinco veces como mínimo.
Al día siguiente, conseguimos un grabador que nos prestó el Sr. Diego Wirz e hicimos la grabación para recorrer el pueblo con la vieja Chevrolet roja de don David Luján (padre de Leo). Ese día, también armamos la tanda que íbamos a pasar durante la fiesta.
En esos días previos, en pleno preparativo, nos visita el Sr. Tito Azulay (amigo de Leo de la ciudad de Reconquista), quien con cámara de video en mano nos realiza una entrevista a Leo, Magi y a mí para un programa local de su ciudad. La entrevista se llevó a cabo en la altísima escalinata (por ese entonces) del club Náutico. En la nota contamos cuales eran nuestras expectativas y objetivos para el evento. El pequeño reportaje termina con la siempre ingeniosa intervención de Magi quien asegura que en pocos años lo traeremos al mismísimo León Gieco…
Revista Folklore N° 256 - Década del '70
V
Días de descanso, música y lectura
Los días que no bajábamos, cuando el Melli y Ramón atendían, en el living de mi casa, winco de por medio, fueron días de mates y tortas fritas. Muchas tortas fritas que mamá nos preparaba para charlar y filosofar.
Llegaron los libros también al intercambio y yo troque con Leonel “el principito” por “cien años de soledad”. Le presté mí preciado Long play “Hey Jude” de The Beatles por un disco de black Sabbath que me fascinó.
Y la cita siguiente sería en su casa. El próximo día de descanso.
Fuimos con Emilio Joerin (que andaba de paso pues ya estudiaba en Misiones), Federico Fankauser (neco), y Magi. El lugar era fascínate. Luces por los pisos y las paredes, lleno de helechos y plantas, muy psicodélico: era su consultorio. Había un tocadiscos en donde alguien hizo girar el álbum blanco de The Beatles. Emilio encontró un grabador y nos hizo escuchar parte del pescado dos (cosa que escuche por primera vez ese día y que anhelaba escuchar). No sé bien cuántas horas pasaron. Cuando nos despedimos, Leonel me regaló “Ficciones” de Jorge Luis Borges.
Al otro día en la pantera le regalé “Juan Salvador Gaviota” de Richard Bach que, obviamente ya conocía, pero nunca me lo dijo.
A lo largo de ese verano conocimos a Hermann Hesse, Kafka, Benedetti, Neruda, Sábato, García Lorca, y tantos etcéteras que cuando nos dimos cuenta nos encontrábamos llenos de historias, de poesía y música de la mejor.
VI
Ensayos y biblioteca:
Con mis ex-compañeros de curso teníamos un grupo con el que hacíamos covers de The Beatles, los integrantes éramos: Neco, Omar Frick (Friki), Carlos Bieri (Piki) y yo. Debido a que Piki, (mi hermano), no se encontraba en el pueblo por trabajo, decidimos armar nuestro viejo “Tinto Abocado” en la figura de Trío, está vez descartamos el bajo y la batería, y la guitarra eléctrica pasó a ser acústica, y comenzamos a ensayar para presentarnos en la fiesta, con muchas ilusiones como cuando tocábamos en quinto año.
Por otro lado, un grupo de amigos, Sergio Alvira y Fabio Bazán acompañados por la bibliotecaria de la “Biblioteca Popular Despertar” Graciela Speranza, se abocaron a la tarea de buscar frases célebres de libros que alguna vez habíamos leído, el objetivo era repartirlas en la entrada como suvenir y cada frase llevaría el nombre del autor. Queríamos devolver algo cultural a cambio de cada entrada, algo que se pareciera a un trueque. Por ese tiempo la “biblioteca Popular Despertar” (Fundada recientemente por jóvenes de Romang), Había pasado a formar parte del gobierno comunal y alquilaba una propiedad de mi familia, que luego pasó a ser mi casa, por lo tanto era un lugar importante de reuniones con amigos.
Pero volviendo al festival, otro problema que enfrentamos era: ¿Qué músicos actuarían? Y la solución fue fácil: ¡El que quiera! Así que salimos a la búsqueda de nuestros artistas locales quienes nos garantizaron unas cuantas horas de música en vivo.
Acordamos con los demás miembros de la organización que los géneros musicales serían totalmente libres, desde canciones infantiles y tangos, hasta chamamé, folklore, rock y cumbia, que se amalgamarían en la esperada fiesta local y popular. A esta altura ¡nos comía la ansiedad!
VII
Escenario, carteles e iluminación
El escenario fue pensado por varios: Leo, Neco, Magi y yo. Consistía en un acoplado que ya habíamos usado para alguna carrosa que hicimos para alguna primavera en el colegio y creo que lo consiguió Mauro Leopoldo Scherer (Poldi) prestado de la familia Aeschlimann. Ahí tres grandes carteles levantaríamos: el principal estaba alto al medio y atrás clavado en dos alisos, el material de aglomerado, lo habíamos reciclado de un viejo cielorraso que Don David ya no usaba. Tenía un fondo blanco, un sol naranja, unos pájaros volando a través de él y decía lo mismo del afiche de propaganda: 1er. Festival del sol. Al costado izquierdo, un cartel de similares dimensiones a la altura del escenario tenía la frase “una flor una corazón y una porción de sol” flor, corazón y sol eran dibujos. Al costado derecho, el tercer cartel con la frase: “lo esencial es invisible a los ojos” Frase con la que todos coincidíamos que sería la que más iba a gustar cuando repartiéramos las entradas.
La iluminación estuvo a cargo de Magi y Neco quienes con tarros de latas de duraznos al natural y otras de dulce de batata realizaron un trabajo artesanal impecable.
El sonido que teníamos era muy básico: una consola con una potencia, tres micrófonos y dos bafles.
Para ampliar la playa, Poldi, siempre dispuesto a las tareas más duras, carpió unos cuarenta metros de juncal donde depositaron la arena que generosamente nos donó Don Mario Joerin, quién además facilitó el tractor con la pala mecánica, con la que la trajeron en varias cargas ya en la víspera al festival. ¡Qué renovado se veía todo con muchos metros más de playa!
Como verás estimado lector nada se improvisó, todo fue meticulosamente planeado, y si bien éramos muy jóvenes, trabajamos al mando de un genio en trabajo cooperativo…
Días previos: Leo, Teco, Vico, Magi y Toto. (Días previos: Leo, Teco, Vico, Magi y Toto. (El niño es Alexis sobrino de Teco)
VIII
Y llegó el día
Amaneció e Inti, limpio, redondo y perfecto comenzó a surcar la mañana del día previsto, el viejo río San Javier seguía creciendo y el acoplado quedó en el agua, apenas si nos alcanzó para colocar la escalara para los músicos. (Pensé: se cumplió lo que Leo apreció en Brasil, esto es como un presagio: ¡nos va a ir bien!).
Por la tarde nos dividimos las tareas: Leo, Ramón y el Melli en la cantina. En la entrada: Graciela Speranza, Elena Esquivel e Iris Greamiger, en toda la fiesta coordinando y ayudando Neco y Magi y a mí me tocó la conducción del evento.
La fiesta empezó con unas palabras que habíamos redactado con Leonel, para que yo las leyese. La primera canción, con la cual abrí la fiesta fue “El misterios dragón” de Víctor Heredia.
Ese día me di cuenta que conducir un festival no era mi talento más desarrollado. Desde el escenario podía ver en la barranca instaladas con sus silletas, a nuestras madres Doña Mireya (mi vieja), Doña Olma (mamá de Magi y Poldi) Doña Bella (tía de Leo) y Susana la chica que vivía con ella. Esas presencias hacían más difícil mi escaso oficio de locutor pero ya estaba en el baile y había que bailar nomas.
Luego vinieron Los números musicales: “Los Cuiquibum”, “Silvano Casco”, “Pichón Aquino”, “Miguel Núñez y su acordeón”, “Héctor Delgado Manga”, “Pele”, “Cachete Pérez”, “Nazareno Alonso”, “Diego Aguirre,” “Mario Cachaza Pérez con amigos” y luego solista, “Robi Lerf” con canciones de Facundo Cabral y Piero, Un señor de Apellido “Montoya” que tocaba la armónica quien fue muy aplaudido, por supuesto se sumó nuestro compañero “Ramón García” con su repertorio de Hernán Figueroa Reyes, nosotros “Los tinto abocados” con dos canciones de The Beatles y cuatro del rock nacional y “Las Flores del Aire” (Hermanas Aguirre) quien acompañadas por Cali Rojas brillaron con sus espléndidas voces entre otros artistas del medio. El incentivo para cada artista fue: Una gaseosa o sangría y un pancho.
El festival dio comienzo a las 17 horas del día 17 de febrero de 1985 y duró hasta la medianoche.
Debido a lo desgastadas que estaban las jirafas de los micrófonos, teníamos a asistir a cada rato a los artistas, lo que provocaba algunos acoples, pero todo era una fiesta. Como en toda reunión popular, a más de un músico tuvimos que rogarle que deje el escenario, para que puedan participar otros grupos o solistas.
La convocatoria fue masiva. Unos cientos de personas, quizás cerca de mil, se arrimaron a participar con sus silletas mates y palmas.
IX
Inconvenientes
Quizás a esta altura me hubiese convenido cerrar el relato y todos quedarían contentos, que esta fue una historia de jóvenes felices y nada más. Pero no. No fue tan así. Como en la vida misma esta historia tuvo momentos brillantes con algunas opacidades que paso a relatar.
Durante la fiesta se nos presentaron inconvenientes que fueron muy significativos.
Pese a que pensamos como resolverlo, no supimos cómo hacer para solucionar el problema de que no teníamos baño, y la gente empezó a usar el baño del club náutico, la institución que puso el grito en el cielo, porque nosotros cobrábamos una pequeña entrada, para el derecho al show en un lugar al que ellos consideraban público. Motivo por el cual, la comisión de dicho club decidió instalar una caja recaudadora en la puerta del su baño y además contrató a la propaladora local, para que tape el pequeño sonido mínimo con el cuál contábamos.
Leo tuvo que dejar dos o tres veces la cantina para tratar de encontrar una salida diplomática al conflicto, creíamos que sólo quedaría en quejas de propios y ajenos, así que toda la fiesta continuó. Al otro día, nos enteramos que nos habían denunciado.
X
Y llegó la policía
¡Che menby levántate! Fue el pedido de mamá. ¡Ahí afuera está la policía y Leo está también! ¿Qué ticó hiciste cunumí? -¡Yo te dije que esa vida de haragán y te traería problemas!...
Pensé en su idioma, en el guaraní de mi madre: ¡Peina!, inaudito: recurrieron al patrullero local, al mismísimo estilo proceso militar (Lo irrisorio es que tuve mi viaje inaugural en patrullero fue desde la casa de mis viejos hasta la comuna: ¡20 metros!).
Al entrar en la comuna, nos hicieron pasar a la galería que había atrás e inmediatamente reconocí los lugares que cuando niño recorría casi todos los días. Desde ahí se veía el camión regador cargando agua para el regadío de las calles, al ver el polvo acumulado en ese espacio abierto, recordé las veces que mamá les prestaba la escoba pues ni eso tenían en la década del ’60, y era yo el del mandando. Y ahí estaba El pozo hondísimo cubierto de líquenes y musgos que era el terror de todas las madres del barrio. Desde ahí se veía también la canchita de la Iglesia por donde tantas veces transité con un balón de futbol, o bien vestido, para hacer de monaguillo en la misa del párroco Bienvenido Yacuzi. Recordé, ¡Cuántos momentos inigualablemente queridos!
Volaba en esos recuerdos, y de pronto volvía a la realidad: ¿Qué de malo hicimos? ¿Por qué estábamos ahí?
Se abre la puerta y el Sr. Presidente Comunal Amaro Fontana y su secretario Romero nos llaman para comparecer y declarar sobre el evento, La charla comenzó en voz alta, leo discutía con Don Amaro a quien en todo momento le repetía que estábamos ya en democracia, Qué ya las botas se habían ido y que se nos tratara como delincuentes, era una falta de respeto a la flia de Don David (su padre) militante oficialista. Yo cruzadamente discutía con Romero quien me acusaba de rebelde sin causa, roquero y no sé qué otras barbaridades a lo que le respondía: Burócrata, Autoritario y algunas cosas más. Este fue un diálogo cruzado, por momentos sordo, como si en la mesa de un bar discutiesen entre compañeros de un truco de cuatro. La pesada charla se sostuvo por un lago rato y fue detenida súbitamente por Don Amaro, que pidió calma y luego en tono un poco más que relajado dijo: -¿tienen SADAIC y AADI-CAPIF pagados? Y Romero me miró sonriente como diciendo: ¡Sonaste Bieri!
XI
Nuestros sueños
¡Juro, lector querido que pensé en mi inocencia juvenil, que nos volvíamos en el patrullero para el calabozo!… Y para sorpresa mía… Leonel extrajo de su bolsillo trasero ambos impuestos, medio arrugados, pagos y en regla que don Froilán Ramseyer le había tramitado con su eficiencia conocida.
Así que nos dejaron ir, pues no tuvieron forma de prohibirnos algo que ya habíamos ejecutado.
Acto seguido, aprovechamos esa importante oportunidad para dejarle al entonces presidente comunal, la copia de nuestro proyecto comunitario cultural integral, que tenía los siguientes objetivos y habíamos escrito a máquina en la vieja Olivetti de la biblioteca, unos días antes de la fiesta:
√Propiciar un ámbito de creación y recreación cultural y artística para nuestros jóvenes en todos los barrios de nuestra localidad.
√Favorecer y apoyar las actividades náuticas, colonias de vacaciones con cuidado de profesionales en el área de la playa nueva. Enseñanza de nado.
√Promocionar la pesca deportiva y el cuidado del medioambiente
√Realizar talleres literarios, de instrumentos y festival de títeres.
√Lograr que cada año se mejoren las condiciones para el acampe y la imprescindible construcción de un baño.
Nos había quedado dinero y teníamos gastarlo en nuestra comunidad, de otra manera el festival no tendría sentido.
XII
Postfestival
Demás está decir que siempre pensamos que las autoridades políticas jamás leyeron el proyecto y por ende, seguramente fue a parar a la basura.
Para fines de febrero, en la canchita de la iglesia católica, organizamos un festival infantil de títeres en donde se presentó la compañía de Tito Azulay con una nutrida concurrencia de infantes de toda la población. En esa oportunidad tuvimos el gusto de conocer a Alba Acosta (Albi), La esposa de Tito, que nos contó que era Profesora de Lengua. Inmediatamente lo miramos a Leo y el Melli le dice: ¡Es la persona indicada para la próxima actividad, es lo que buscaban! Así es le contesto Leo: Para marzo arrancamos todos los sábados en la escuela fiscal con un taller literario al cual se sumaron muchos escritores locales, los ya conocidos y unos cuantos nuevos.
De a poco, el festival comenzaba a apoderarse de un espacio cultural inexistente para la época en Romang.
Por esos días, abrí mi propio taller de guitarras en mi casa paterna. No faltaron los que pensaron que arreglaba guitarras. Don Delfi Robul carpintero de ley y decidor de chistes pavos y hermosos a la vez fue a quien encomendarle la tarea de encolar viejas violas y reparar puentes.
Ya entrado el otoño, plantamos árboles autóctonos cerca de la futura cantina que pondríamos el siguiente año, algunos alisos, sauces y siempre verdes que ni bien echaron sus raíces fueron cortados “por quién sabe quién”.
Nacieron nuevos proyectos y nació “Gente del futuro” uno de los primeros programas de cable de Romang pero esa ya es otra historia.
La pantera al año siguiente se fue con la sequía al San Javier y fue explotada comercialmente por Víctor Wittwer (Vico) y Sergio Ramón Vega (Teco).
Ningún apoyo, por parte de las autoridades, pudimos conseguir para tratar de hacer el segundo festival.
Las huellas del período más oscuro de nuestro país se proyectaban como las sombras de una garra, que la incipiente democracia aun no podía vencer.
Los esperanzados gladiadores del brazo del San Javier teníamos que movernos con todo hasta allá, al mismísimo San Javier y fue mucho. Es más, creo que creímos que nos habían vencido.
Inexorablemente éramos los primeros y también los últimos, los triunfantes y los perdedores.
Quizás alguien desde algún lugar sombrío no quiera que esto se sepa. Y he escuchado, como en partido de debut de Diego Maradona: “Yo estuve en la cancha ese día…” Esta es una historia parecida: ahora todos parece que han formado parte de esto.
Lo que es verdad, está contado aquí.
Pasaron 33 años desde aquel verano. Sin dudas el verano más lindo que viví en mi vida.
En la foto de izquierda a derecha están: Adrián Facioli (el Melli), Una sobrina de Leo que vivía en Avellaneda, yo y Leo. Atrás el Renault 12 del cura párroco Yacuzi. A fines de febrero de 1985 durante el festival de Títeres.
Anecdotario:
¡La pelota señora!
La mamá de don alejando era de carácter osco, puesto que se sentía invadida por los visitantes, a quien don Alejandro apoyaba, y la playa era chiquita. Y a ella le gustaba fumar su pipa del lado en donde la pequeña península sube hacia el norte. Hoy, lector, si miras hacia el norte y atrás del club náutico podrás imaginar cómo era por aquellos años el espacio que hoy ocupa el Camping Brisol.
Y allí llegaban las pelotas de los niños y adolescentes como en toda playa. Los veraneantes nos pedían a los integrantes del grupo que las rescatáramos y sigilosamente nos aventurábamos a la tarea nada fácil pedir: ¿Nos devuelve la pelota señora? Y la pelota casi, casi siempre volvía.
Desechos
Durante la fiesta tal fue la venta de sangrías, que la gente empezó a tirar los limones para el lado del río en frente del rancho de don Alejando, y como ya se venía la creciente, estos remanceaban, motivo que provocó un reclamo de nuestro proveedor de electricidad. Eso me contó un amigo hace poco. Supongo que Poldi, Neco, Magi y otros amigos reencauzaron los residuos hacia el brazo costero del San Javier, porque Don Alejandro nunca nos presentó de nuevo esa queja.
Fugazzeta
Tarde era ya y estábamos muy cansados sin nada de provisiones pues habíamos vendido todo. Contentos porque Don David cobraría bien la bebida y comida a consignación que nos había suministrado, cuando llega una familia de rosarinos. Marido, mujer y tres hijos. Piden piza y Leonel les dice que ya no estamos atendiendo… a esto se suma Magi a la charla y les ofrece la especialidad de la casa: Una fugazzeta pero, eso sí, sin queso. La elabora con un poco de aceite donde algún sabor a morrón y tomate había quedado a la salsa y la pone al horno. Al rato se nos acerca el jefe de familia y leo y yo le decimos: ¡Magi hacete cargo!
Y llega el tipo a la barra a felicitar al chef que elaboró semejante delicia y que además quería otra. No teníamos más. Pero Magi quedó ¡más ancho que bolsillo de payaso!
Sigo yo:
Durante el festival cuando se presentó Mario Pérez a quien llamábamos: Cachaza, por su parsimonia, trajo a dos o tres músicos invitados quienes los acompañaron con guitarra y acordeón. Para el cuarto o quinto tema Mario toma el micrófono y dice: mis amigos se van a bajar porque los temas que siguen no los saben… Acto seguido, Sus compañeros sorprendidos se bajan del escenario y Cachaza terminó solo su repertorio.
Los chiquibúm:
Un grupo esperado era los chiquibum!
A la hora de tocar uno de los guitarristas no apareció nunca. Muchas fueron las presunciones de porque no subió, pero las más acertadas seguramente son la festividad y la alegría que en la fiesta se vivía. Así que me pidieron que acompañe a una banda donde nunca toqué con una guitarra desconocida y con un repertorio que solo había escuchado al azar. ¡Solo dios sabe lo que salió!
¡Qué baterista!
Luego de la actuación de los Chiquibúm La batería de Jorge Únger había quedado en el escenario. Cuando sube presenta Roberto Lerf (Robi), inmediatamente, es seguido por su amigo Miguel Majul, que ya había tomado algunas sangrías y se ofrecía para acompañarlo en la batería. Arrancaron con Solo le pido a Dios ¡y no! No salía nada… Probaron con vuele bajo: ¡Y tampoco!... Luego de los intentos fallidos el batero decidió dejar el escenario entre abucheos y Robi nos regaló sus bellas canciones.
Las flores del aire
Eran chicas bonitas que cantaban muy bien a dúo a dos voces.
Apenas arrancó el festival ya estaban listas para actuar pero sin la persona que las acompañaba. A cada rato pedíamos por pedíamos por micrófono por su guitarrista Cali Rojas. Pero no aparecía por ningún lado. Al rato lo mismo, pero el hombre no se presentaba. Cuando la fiesta estaba madura en el mejor momento Cali apareció y pude anunciarlas con su excelente guitarrista. Se ve que el hombre sabía cuándo aparecer porque el resultado fue: El mejor número del festival.
Jurisdicción
En la entrada pusimos una mesa en la calle a unos 100 metros de la pantera donde se cobraba la entrada únicamente a peatones. Desde la mesa hasta el río cuatro o cinco troncos de palmera unidos por una soga formaban la barrera física nuestro predio. A mitad de la tarde se acercó Don Juancito Joerin a preguntarles a las chicas a cuanto estaba la entrada.
Parece que a don Juancito le pareció un precio alto pues se metió al agua y sonriente les comunico a nuestras amigas que en el agua la jurisdicción es otra. Así que se mandó sin pagar muy alegremente. Obviamente que todos lo tomamos como una excelente broma.
Dejando huellas
Ya era viernes 15 y Magi y Neco, como ya conté, estaban en el tema de las luces y me pidieron que subiera al pueblo a buscar una batería de doce volts. Cuando la tarde caía arribé con mi vieja y pesada bici Lilácea al taller del Gringo Wingeyer quien amablemente me prestó una pesadísima batería a la cuál debía cargar y me pidió que la busque tipo 23:00 hs. Ya llegaba la noche así que me fui a cenar a casa y a eso de las once pasé por el taller y emprendí el retorno. En la calle principal estaban haciendo el pavimento desde la cooperativa a la comisaría y se veía tan prolijo y liso el piso que entusiasmado encaré por la nueva calle. Grande fue mi sorpresa cuando me quedé enterrado en el concreto fresco. Lastimosamente salí y seguí viaje hacia el bajo llevando el recado hacia el escenario pero con la bici enconcretada. Es al día de hoy que en esa calle están estampadas las ruedas de mi querida bici (en contramano) pues pasó todo el fin de semana así y para el lunes el concreto ya estaba seco.
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